¿Qué es Schoenstatt?
SCHOENSTATT ES UN LUGAR DE GRACIAS
Esto es lo esencial y constitutivo del Movimiento de Schoenstatt. Antes que un movimiento de ideas o una organización, es un lugar de gracias original. El corazón de Schoenstatt es una alianza con María en el Santuario, la capillita donde se originó todo y que pasó a ser la fuente de gracia en torno a la cual surge y se desarrolla el Movimiento. Allí, María, la Madre y Reina Tres Veces Admirable, ha establecido su “taller” de educadora; allí acoge y transforma a sus hijos y desde allí los envía como apóstoles al mundo. Schoenstatt, como lugar de gracias, ha llegado a ser centro de un amplio y universal movimiento de peregrinos, donde miles de personas buscan a través de María un encuentro vital y profundo con Cristo, la luz de la fe para ver su vida según el plan de Dios y la energía para su compromiso apostólico.
SCHOENSTATT ES UN MOVIMIENTO DE RENOVACIÓN RELIGIOSO-MORAL DEL MUNDO EN CRISTO
Es un movimiento apostólico de renovación. No es una comunidad vuelta hacia sí misma, sino que posee un marcado carácter apostólico. Quiere despertar en sus miembros el impulso apostólico y educarlos para el compromiso en su medio y allí donde les sea posible actuar como fermentos en la masa. Como movimiento de renovación y apostólico, Schoenstatt es un movimiento de educadores y de educación de la fe. La acción que ejerce María en el Santuario tiene como finalidad dar a luz espiritualmente a Cristo en cada persona y en cada comunidad, hacer que El tome forma en nosotros hasta que logremos la madurez como cristianos adultos en la fe. Esta acción de María – que debe contar con nuestra activa cooperación – conduce a una profunda renovación religioso-moral personal, la cual es base, motor y seguro de la transformación de la sociedad y de las estructuras que la conforman.
SCHOENSTATT ES UN MOVIMIENTO DE IGLESIA
Schoenstatt es un Movimiento nacido en el seno de la Iglesia y al servicio de ella. Por ser un Movimiento profundamente mariano, Schoenstatt ha querido caracterizarse, como su fundador, por un marcado amor a la Iglesia, de la cual María es Madre y prototipo. Se siente y quiere ser parte viva de ella y colaborar activamente en la realización de su misión posconciliar. Su carácter mariano lo lleva a fomentar su unidad y su caracter familiar; la Iglesia es la gran familia de Dios. Junto con entregar al Pueblo de Dios los dones que ha recibido, Schoenstatt desea a la vez acoger y dejarse fecundar por la vida que Dios suscita en otras comunidades y Movimientos eclesiales Busca así aunar fuerzas y fomentar su coordinación para que la Iglesia entera sea alma de un mundo nuevo.
SCHOENSTATT ES UNA FAMILIA ESPIRITUAL ORGANIZADA FEDERATIVAMENTE
Es una “Familia de familias”; una confederación de comunidades autónomas. Unidos por la Alianza de amor con María, Madre y Educadora de sus hijos, estos se saben y se sienten entrelazados entre si por los lazos de amor fraternal; llamados a ser hermanos. Por eso, más que definirse como una organización, Schoenstatt se define como una familia espiritual, célula viva de una Iglesia llamada a ser Familia de Dios. En una época de desintegración, de división, confrontación y odio, quiere luchar en y con la Iglesia por la unidad de los hombres, para hacer de nuestro mundo un mundo más fraternal, más justo, solidario y humano. La Familia de Schoenstatt cuenta con diversos tipos de comunidades de acuerdo a la forma y grado del compromiso apostólico, comunitario y ascético de sus miembros. Estos son: los Institutos Seculares (6), las Federaciones Apostólicas (7), las Ligas Apostólicas diocesanas (11) y el Movimiento popular y de peregrinos. Los Institutos están organizados a un nivel internacional; las Federaciones, normalmente a nivel nacional y todas las otras comunidades de Schoenstatt (ramas a nivel de Liga) poseen una marcada organización diocesana, a disposición de la Iglesia local. Estos diferentes tipos de comunidades y formas de pertenecer a Schoenstatt manifiestan el espíritu del Fundador, que quería que en Schoenstatt se diera una gama tan amplia de participación y posibilidad de integración, como se da en la misma Iglesia: Schoenstatt quiere acoger a cada persona en su propia vocación y originalidad.
¿Cómo nace Schoenstatt?
Schoenstatt nace -a comienzos del siglo pasado- a partir de la labor pedagógica del P. José Kentenich en el Seminario Menor de la comunidad de los Padres Pallotinos, en el lugar llamado Schoenstatt, (que significa “lugar hermoso”), junto al pueblo de Vallendar a orillas del Rhin, Alemania. La historia de Schoenstatt está marcada por acontecimientos simples, pero de profundo significado, a partir de los cuales se ha gestado un movimiento de gracias, de vida y de ideas.
Desde pequeño, el Padre Kentenich debió sufrir en su propia persona el desarraigo típico de nuestro tiempo, debido a una difícil situación familiar. Pasó por duras pruebas espirituales durante todo el período de sus estudios. Sin embargo, también pudo experimentar en la acción educadora de María, a quien se había confiado, el camino de solución y arraigo en el mundo natural y sobrenatural. Poco a poco se fue delineando en su corazón el anhelo por la creación de un hombre nuevo y una nueva comunidad, capaz de enfrentar los desafíos del tiempo. En 1912, el P. Kentenich es nombrado director espiritual de los jóvenes del Seminario Menor. Comienza a educarlos motivándolos a emprender la tarea de su propia transformación, en un ambiente de libertad y confianza. Lo hacía básicamente despertando la propia energía formativa de los jóvenes, entusiasmándolos por grandes y verdaderos ideales morales y cristianos. Su propia experiencia y su visión del papel de María como Madre y Educadora, lo lleva a formar con ellos una Congregación Mariana como un “medio excelente para la realización de nuestros ideales juveniles y para lograr de manera más perfecta, rápida y segura, la meta de nuestra autoeducación”: encontrar a Jesús por María (Plática en la fundación de la Congregación Mariana, N° 2).
Dos años después de haber iniciado su labor pedagógica con los jóvenes, estalló la primera guerra mundial (Agosto 1914). ¿Qué hacer para que el ambiente del ejército y la guerra no destruyera los ideales y la fe de los jóvenes? En su búsqueda cayó en sus manos la historia de un abogado italiano, Bartolo Longo, quien había “creado” un santuario mariano en Pompeya. Vio en ello un signo de la Providencia de Dios. ¿No estaría en sus planes que la pequeña capillita -que recién había sido puesta a disposición de la Congregación Mariana- se transformara en un santuario, donde María fuera la Madre y educadora de los jóvenes? ¿No debían pedir a María que instalara allí su trono de gracias?
Después de un tiempo de oración y meditación, el 18 de octubre de 1914, propuso esta “secreta idea predilecta” a los jóvenes. Los invitó a pedir que la Virgen se estableciera espiritualmente en ese lugar. Ellos debían atraerla con las pruebas de su amor, con el esfuerzo por su autoeducación y por desarrollar el espíritu apostólico. La presencia de María debía ser avalada por una santidad de la vida diaria, por una vida heroica de seguimiento al Señor y su voluntad: ellos debían ofrecer a Maria “abundantes contribuciones al Capital de Gracias”. La historia se encargó de demostrar que el P. Kentenich no se había equivocado en la interpretación del plan de Dios y que había “sintonizado” con el Espíritu Santo. Hasta su muerte -el 15 de septiembre de 1968- se da un paulatino crecimiento del Movimiento en extensión y en profundidad. La plática del 18 de octubre de 1914 -llamada luego Primera Acta de Fundación- es testimonio del acontecimiento central y fundacional de Schoenstatt. La alianza del P. Kentenich y de los jóvenes con María en el Santuario, es la semilla de donde brota toda la vitalidad y la estructura de Schoenstatt. La pequeña capillita se transformó en un santuario mariano y en el centro de un movimiento internacional de renovación para la Iglesia y el mundo actual.
Biografía del Padre José Kentenich
PADRE JOSÉ KENTENICH (1885-1968) – Fundador de la Obra Internacional de Schoenstatt
El fundador de la obra de Schoenstatt, Padre José Kentenich, nació en Gymnich, cerca de Colonia, Alemania, el 16 de noviembre de 1885. El nombre de sus padres eran Catalina Kentenich y Matías José Koep; José nace en el hogar de sus abuelos maternos; al día siguiente fue bautizado en la Iglesia parroquial; su mamá debía continuar trabajando fuera de casa por la precaria situación económica de la familia. El niño vive con sus abuelos y ahí recibe las primeras naciones de lenguaje y de fe. Es significativo que quien recibirá la misión espiritual de ser padre espiritual de muchos, haya tenido que sufrir la carencia de paternidad debido a su condición de hijo natural. Su padre además nunca lo reconoció.
La madre jugó un rol muy importante, era profundamente religiosa. Ella debió trabajar en casas ajenas para la manutención de su hijo y de sus padres. Con ello le quedaba poco tiempo para cuidar a su hijo. Es por eso que se vio forzada a tomar la decisión de confiar su hijo a un orfelinato. A principios de 1895 comienza una segunda etapa en su infancia en el orfanato de Oberhausen. En la capilla del orfanato había una imagen de la Virgen y su madre lo consagró a Ella, entregándole a María la cruz de su primera comunión y pidiéndole que fuese Ella la madre y educadora de su hijo. Esta consagración a la Virgen es un acontecimiento fundamental en la vida de José y marca en él el comienzo de una vida de profunda intimidad con María. En esa consagración está el germen de su posterior Alianza de Amor con la Virgen. El ambiente en el orfanato no era bueno, había niños de familias buenas, también niños recogidos o niños que estaban allí porque sus familias no podían tenerlos por alguna causa o situación irregular, moral, económica o de otro tipo; además la disciplina que existía era implacable. Estando en el internado el día de su primera comunión (1897) anuncia a su madre el deseo de ser sacerdote.
JUVENTUD
Habiendo manifestado su vocación sacerdotal, a los 14 años ingresa al Seminario Menor de los Pallottinos en Ehrenbreistein. Este seminario tenía también un sistema de vida de internado, con una disciplina muy fuerte y castigos muy severos. Durante estos años de estudio se destacó como un muchacho estudioso, extraordinariamente inteligente, dotado de un gran talento musical, amante de las excursiones, de andar a caballo, etc., se caracterizaba por su fino sentimiento de justicia, el joven José no aceptaba privilegios de ningún tipo.
José entra al noviciado de los Padres Pallottinos a los 19 años y comienza para él una de las etapas más duras de su vida; el tiempo de la gran prueba: se produce en él una profunda crisis. Ésta se manifiesta tanto en lo físico como en lo espiritual. Al tener una constitución física tan débil, se produjo en él un desmoronamiento. Su debilidad pulmonar lo acompañará hasta el final de su vida. José sentía una gran atracción por Dios y su desarrollo fue muy unilateral, pues desarrolló sólo la veta de su alma: todo lo espiritual y le faltaba el complemento humano, le faltaba el contacto con la vida. En medio de esta crisis descubre que su único camino posible es una entrega total en manos de María.
El P. José reconoció tiempo después que fue la Santísima Virgen quien lo equilibró y que en la medida en que se entregaba confiadamente en sus manos iba superando su intranquilidad. José conquistó una paz que no lo abandonó nunca en su vida. Dios le regaló la gracia de un cobijamiento total en su corazón hasta el punto que después de su crisis nunca más conoció el miedo. El proceso de superación total de su crisis se produjo con el desarrollo de su propia paternidad, sólo cuando empieza su contacto con la vida se da cuenta que las ideas no bastan. Gracias al contacto con la vida y con los hombres José desarrolla más íntegramente su personalidad.
PRIMEROS AÑOS DE SACERDOTE
El Padre fue ordenado el 8 de julio de 1910. Celebró su primera misa el 10 de julio en la Casa de Misiones de Limburgo. En lugar de ser enviado a África como misionero al igual que todos los sacerdotes Pallottinos, permanece en Alemania debido a su precaria salud. Se le destina como profesor de latín en el Seminario Menor de los Pallottinos en Ehrenbreistein. El Padre comienza sus clases con un sistema pedagógico basado en la confianza y en la participación de los alumnos lo que era totalmente revolucionario en un régimen tan autoritario como el de aquella época.
En el año 1912 al P. Kentenich le dan el cargo de Director Espiritual y cuando llega a la nueva casa de los Pallottinos en Schoenstatt en octubre de 1912, se encuentra que en ella se vive una profunda crisis de autoridad y obediencia, un clima donde no existe ni la libertad ni la confianza que él tanto anhelaba. “Desde que fui ordenado sacerdote pude proyectar, formar y modelar en otros, el mundo que llevaba en mi interior”, recordaría años más tarde.
El domingo 27 de octubre de 1912 el Padre Kentenich da su primera conferencia como Director Espiritual; él la titula Programa, pero a la luz del desarrollo posterior se ha visto que es el primer esbozo de lo que va a ser Schoenstatt, por eso se le llama Acta de pre-fundación. Su programa para la educación de los jóvenes fue el siguiente: “Queremos educarnos bajo la protección de María como personalidades libres, firmes y apostólicas”.
En 1914, en una pequeña capilla abandonada en el valle de Schoenstatt, les propone a estos jóvenes sellar una Alianza de Amor con la Virgen para que Ella se establezca allí y los eduque como hombres nuevos para una sociedad nueva. Es el inicio del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Durante la primera guerra mundial acompaña espiritualmente a los jóvenes que están en el campo de batalla. Al finalizar la misma, llegan al Movimiento las primeras mujeres. Con muchas de ellas, en 1920, funda la Federación de Mujeres y, posteriormente, en 1926, el Instituto Secular de las Hermanas de María. A éste le seguirán otros cinco institutos seculares fundados por él.
En los años 30, el horizonte de Alemania se va cubriendo de nubes. Ante la situación el P. Kentenich va exigiendo cada vez más un crecimiento espiritual a la Familia. En el año 1939, el Seminario de los Palotinos en Schoenstatt es ocupado por los nazis. El 30 de Abril de 1939, la imagen de la Mater en su frontis fue tapada con una bandera nazi. El Padre prevé la proximidad de la guerra y por eso empieza a orientar a la Familia hacia el único refugio antiaéreo seguro: el corazón de la Mater. Comienza a hablar de la entrega a nivel de Poder en Blanco, afirmando que sólo el hombre que se ha entregado sin condiciones a Dios va a resistir lo que vendrá.
En el año 1939, encarcelaron al primer sacerdote schoenstattiano. No bien lo supo, se dio cuenta que también podía ocurrirle eso a él, e inmediatamente dijo a Dios: “Si está en tus planes, acepto gustoso la cárcel”. Se sentía así absolutamente libre y estaba dispuesto y preparado para cualquier cosa que Dios pudiera mandarle. Su hora llegó en septiembre del año 1941.
En septiembre de 1941, la Gestapo cita al Padre Kentenich y él se presenta en Coblenza. El Padre fundador es encerrado en un calabozo subterráneo por tiempo indefinido (serían cuatro semanas). Al salir el 18 de octubre (día de la Fundación del Movimiento), en la mañana tiene la sensación de que Dios le pregunta si está dispuesto a resistir hasta lo último. Inmediatamente responde: “Por supuesto, estoy dispuesto a resistir hasta lo último”. Ese mismo día fue sacado de allí, pero para ser trasladado a la cárcel oficial. El Padre permanecerá en la cárcel del Carmelo hasta marzo de 1942.
El Padre José Kentenich fue trasladado al Campo de Concetración de Dachau el 6 de Marzo de 1942, permaneciendo ahí hasta el 6 de abril de 1945. Durante ese período, funda la Internacional Schoenstattiana y dos institutos seculares: los Hermanos de María y el Instituto de las Familias; también escribe textos teológicos, pedagógicos y ascéticos que muestran la libertad interior plena, la fe en un Dios providente y la dignidad de un hombre que conoce el sentido de su vida. Cuando regresa a Schoenstatt comienza a viajar a otros continentes y lugares para fundar Schoenstatt en todo el mundo. Reconoce la misión que María tiene desde el Santuario y quiere darla a conocer. Viaja a Sudamérica, América del Norte y a Africa. Así Schoenstatt se comienza a extender internacionalmente.
LA PRUEBA MÁS DURA
Pero la experiencia más dura de su vida llega cuando la Iglesia prueba su fidelidad y obediencia; lo separa del Movimiento y lo envía como exiliado durante 14 años a Milwaukee, Estados Unidos. Muchas dudas acerca de su carisma y de su posición en la Obra por él fundada motivaron esta separación. El Padre Kentenich mantiene intacta su obediencia a la Iglesia y, a la vez, la convicción de que su carisma proviene de Dios. Confía plenamente en que María le allanará el camino para poder realizarlo.
Al finalizar el Concilio Vaticano II es llamado a Roma y reivindicado por el Papa Pablo VI, en diciembre de 1965.
SU RETORNO AL HOGAR ETERNO
La Mater se lo llevó después de haber celebrado Misa, por primera vez, en la Iglesia de la Adoración; la Iglesia consagrada a la Santísima Trinidad, que se levanta sobre el monte de Schoenstatt y cuya construcción había sido prometida a la Mater en 1946, como prenda de la protección de Schoenstatt durante la guerra.
El Padre Fundador celebró su primera Misa allí, el 15 de septiembre de 1968, en la fiesta de Nuestra Señora de los siete dolores, dolores que él había compartido muy íntimamente a lo largo de su vida ya que todos sus sufrimientos habían sido únicamente por ella, por la misión de María frente a la Iglesia y al mundo del futuro. El epitafio que él eligió para su tumba, “Dilexit Ecclesiam, Amó a la Iglesia”, resume el sentido de su vida, su lucha y su gran sueño.
RASGOS FUNDAMENTALES DE SU PERSONALIDAD
Aquellos que lo conocieron destacaron cuatro rasgos fundamentales de su personalidad: Encarnó la paternidad como un reflejo de la paternidad divina. En un mundo donde se experimenta una multiforme orfandad, quiso regalar a muchos hombres y mujeres su corazón acogedor, paternal y cálido. Para él, la autoridad sólo podía entenderse como un servicio desinteresado a la vida. Era un gran pedagogo que, por medio de un contacto vital con las personas, supo acompañar los procesos de vida, orientarlos hacia el ideal y promover siempre la libre decisión de quienes le fueron confiados.
Poseía una destacada capacidad profética. Sabía discernir los signos de los tiempos, con “la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios”.
Era un hijo de María, a quien profesaba un profundo y tierno amor. Ella es la educadora del hombre nuevo, la promotora de un nuevo orden social y forjadora de una santidad que se compromete con el mundo y con la historia.
En 1975 se abrió su proceso de beatificación, que en la actualidad culminó su fase diocesana para iniciar la que se desarrollará en Roma.
Su obra se extiende por más de 110 países, de los cinco continentes. Personas de la más diversa condición social y cultural, lo tienen como su referente, padre y orientador.
Historia de Schoenstatt en Alemania
Lugar de Gracias – Schoenstatt significa: Lugar Hermoso
Se encuentra situado en el Monte Schoenstatt, en Vallendar a orillas del Rio Rhin. Alemania. En siglo XII cuando el arzobispo de Tréveris, regaló el terreno y a las monjas Agustinas para que lo ocuparan, lo calificó de “un hermoso lugar” (en alemán antiguo: eine schoene statt). De allí proviene el nombre de “Schoenstatt”.
En el siglo XVI las monjas abandonaron el lugar y mucho tiempo después el predio fue adquirido por los Padres Palotinos. El padre José Kentenich (1885-1968) perteneciente a esta orden, funda la congregación Mariana, del cual nacerá uno de los movimientos más renovadores que ha conocido la Iglesia: el Movimiento de Schoenstatt.
El corazón del Movimiento es la capilla que antiguamente había pertenecido a las monjas agustinas. El P. José Kentenich junto a unos jóvenes deciden colocar la imagen de la Santísima Virgen en la antigua Capilla. La advocación es tomada por de una antigua imagen ligada a los Jesuitas en Ingolstadt. El nombre de la advocación es “Mater Ter Admirabilis”, Madre tres veces admirable por ser Madre de Dios, Madre del Redentor y Madre de los Redimidos; y también admirable por su fe por su amor y por su esperanza. Se establece así una Alianza de Amor, sellándose la misma el 18 de octubre de 1914 y la capilla se transforma en Santuario. Intentando descubrir la voluntad de Dios, invitan a María a establecerse en la Capilla, así se sella la Alianza. María responde con frutos de conversión a esa invitación. Esta Alianza de amor dio origen al Movimiento Apostólico de Schoenstatt.
Historia de Schoenstatt en México
Aquí en México comienza una historia de Alianza en el años de 1973 cuando llegan las primeras Hermanas de María a la Ciudad de México que junto al P. José Manuel Pérez van fundando los primeros grupos. La posterior llegada de los Padres de Schoenstatt y el compromiso de muchos laicos fortalecerá la consolidación del movimiento.
El primer santuario se construye en Querétaro, y a partir de ahí, se extiende por toda la República, existiendo santuarios actualmente en San Luis Potosí, Monterrey, Ciudad Jiménez y Chilapa. Cada uno con un crecimiento rápido del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Cada Santuario tiene su historia propia y con ello una riqueza de vida y un corriente de gracias divinas que lo hacen especial.
Cada Santuario tiene su nombre y con ello un ideal por el cual la Familia de Schoenstatt correspondiente se esfuerza y se unifica.
Querétaro: “Corazón Fiel de la Iglesia” – Construido en 1980 y marcado por la visita del Papa Juan Pablo II a México, donde expresó su gran anhelo: “¡México, siempre fiel!” A partir de ese momento la Familia de Schoenstatt en Querétaro lo vio como un llamado y una misión a mantener y reconquistar esa “fidelidad” a la Iglesia Católica. El 18 de Octubre de 2023 se recibió el nombramiento oficial del Santuario “Corazón Fiel de la Iglesia” como “Santuario Nacional” dentro del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.
San Luis Potosí: “Maravillas de María” – Es bendecido el año 2001 cerca de un lugar llamado Maravillas. La Familia de Schoenstatt de SLP fue experimentando cómo María obra maravillas en nuestras vidas y lo quiere seguir haciendo desde su Santuario.
Monterrey: “María Camino al Cielo” – El camino al cielo no es fácil. Tiene obstáculos y hay que recorrerlo con esfuerzo constante. Así es el camino al santuario de Schoenstatt en Monterrey, “María, Camino al Cielo”, que derrama sus gracias desde lo alto del Cerro del Caído, 500 metros por encima de la ciudad. En el año 2002 se consagra entre una gran concurrencia que llegó de Monterrey y de muchas ciudades cercanas.
Chilapa Guerrero: “Nuevo Sinaí” – Bendecido en 1988 en la localidad de Tlalpizaco Ajacayán
Ciudad Jiménez: «Monte Tabor«
NUESTRA MISIÓN: Queremos Renovar al Mundo en Cristo, por manos de María nuestra Madre y Reina para gloria del Padre Eterno.
NUESTRA META: Queremos llegar a ser un Movimiento laico católico en el corazón de la Iglesia. El legado de nuestro Padre Fundador, el P. José Kentenich es “ser el Corazón de la Iglesia, el fuego que todo consume, que todo vivifica, que todo transforma” para poder llenar la Iglesia de Santos canonizables.
MOVIMIENTO INTERNACIONAL
Nuestro camino: Una visión orgánica de pensar, amar y vivir ~ que nos lleva a vincular armoniosamente las ideas con la vida, lo natural con lo sobrenatural, lo afectivo con el intelecto. Nuestro Padre Fundador, el P. José Kentenich nos enseña que en la escuela de María, Ella nos transforma en personas íntegras, en personalidades que llevan una vida de fe viva en un mundo secularizado.
Una visión mariana, que se ve realizada en una espiritualidad marcadamente Mariana y Patrocéntrica, la cual es legado del carisma del Fundador. El vio como una respuesta a los tiempos de ahora el vincularse a María de manera efectiva y afectiva, sellando una Alianza de Amor con ella en su Santuario de Schoenstatt para aprender a vivir con Ella y como Ella una vinculación profunda y grande con el Dios de la historia y del mundo.
LAS TRES FUENTES DE GRACIAS QUE SURGEN PARA EL ESTABLECIMIENTO DE SCHOENSTATT EN MÉXICO FUERON:
PRIMERA FUENTE: 15 DE SEPTIEMBRE DE 1968
El Padre Juan Manuel Pérez siendo seminarista es invitado al funeral del Padre Kentenich. La experiencia de la familia internacional de Schoenstatt y la vida del Padre Kentenich resumida en la frase de su tumba “Dilexit Ecclesiam” le motiva a decidirse por Schoenstatt y su misión.
SEGUNDA FUENTE: 1969
En 1969 surge la inquietud de las Hermanas de Lamar, Texas por ir a México y extender Schoenstatt. La Hna. M. Annetraud se contactó por medio de un Sacerdote con Msgr. Havers, Párroco de Santo Tomás Moro en la Ciudad de México.
En 1971 la Hermana M. Emily con su Consejo visitan muchos lugares en México y encuentran la imagen de la Madre Tres Veces Admirable en la Capilla del Colegio Alemán. Con alegría deciden frente a ella empezar a trabajar en México.
En 1973 las Hnas. M. Margret y M. Alyse se establecen en el Centro Social de habla Alemana en Ciudad Satélite, estado de México.
La Divina Providencia condujo a que el entonces diácono Juan Manuel Pérez y las Hermanas a encontrarse en el Aeropuerto de la Ciudad de México el 12 de abril de 1974, domingo de Pascua. Mientras las Hermanas esperan al Padre Jenckes a quien fueron a recoger, se les acerca el diácono Juan Manuel Pérez quien expresa su sorpresa de encontrar Hermanas Marianas de Schoenstatt en México y las invita a su ordenación sacerdotal en Querétaro. Posteriormente la Asistente General de Alemania, la Hna. M. Heriberta, visita el país y al ver la vida aquí dice: “Aquí en México la Virgen tiene prisa.” Ella promueve que las Hermanas lleguen a Querétaro.
El Padre Juan Manuel comienza con grupos de Schoenstatt y desde Satélite la Hna. M. Margret ayuda con el movimiento.
En 1976 las Hermanas llegan a vivir a Querétaro. El movimiento continúa creciendo y buscan un terreno para su futuro Santuario. Después de mucho pensar, orar y ofrecimientos al Capital de Gracias, se erige una pequeña ermita en el terreno actual de Querétaro y se celebra una Misa.
El 20 de Mayo de 1979 se colocó la Piedra Angular. La Piedra angular tiene un hueco donde se colocaron las oraciones de Alianza de los diferentes grupos. Al frente tiene incrustada una piedra del piso de la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Al lado izquierdo hay una piedra del Santuario Original que nos habla de la estrecha unión de este nuevo Santuario con el Santuario original. Inscrito en la piedra está el nombre y la misión del Santuario: María Madre y Reina, Corazón fiel de la Iglesia.
La misión como corazón fiel de la Iglesia surge de la visita del Santo Padre a México. En su primera plática profundizó en la fidelidad (México siempre fiel) e inspiró mucha vida en la familia de Schoenstatt despertando el anhelo de tener un Santuario de fidelidad. El 18 de Octubre de 1980 se bendice el primer santuario de Schoenstatt en México.
TERCERA FUENTE: 1988
En 1988, por invitación del P. Juan Manuel Pérez llegan, a través del P. Carlos Cox, los Padres de Schoenstatt a ayudar en la fundación y fortificación de la Familia de Schoenstatt de México. Poco tiempo después arribará el P. Guillermo Muzquiz el primer Padre de Schoenstatt mexicano. Se instalarán en Querétaro, pero pronto se extenderá su labor a distintas ciudades y estados. Los Padres de Schoenstatt se han establecido en tres ciudades: Querétaro, Monterrey y San Luis Potosí. Al mismo tiempo el Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt crece y se constituye un núcleo en el sur de México, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
El desarrollo de la fundación sucede a inicios de los años 90. Padres de Schoenstatt y Hermanas de María viajan por la República. Muchos que conocen a la Virgen de Schoenstatt – gran cantidad a través de la Novena de la Virgen de Schoenstatt- quieren acercarse a ella ya más formalmente en el movimiento. Así surge la rama de Matrimonios gracias al compromiso de muchas parejas que se decidieron a fundar en sus ciudades, así como también la juventud y las Señoras. Se funda el movimiento en muchas diócesis de la República, creciendo en mayor número en Monterrey, Saltillo, Chihuahua, San Luis Potosí. Además hay crecimiento en Torreón, Tuxtla Gutiérrez, León, Guadalajara, Guanajuato, Aguascalientes, Taxco, Iguala, entre otros.
Luego de varios años de maduración y trabajo, la Familia de Schoenstatt de México el año 2016 logran encontrar y formular su ideal nacional: “Familia Guadalupana, en Alianza, fiel a la Misión del Padre”. Este ideal está llamado a guiar a la Familia para todos los tiempos… es el plan de amor de Dios para con esta familia. Será también el ‘plan de ruta’ que nos guíe en el futuro.
Hoy participan en los grupos del movimiento aproximadamente 3800 personas. Estas personas realizan diferentes apostolados según su realidad.
Así mismo se desarrolla la Campaña de la Virgen Peregrina en casi en todo el país. Ella peregrina entre las familias, niños, enfermos, no videntes, taxistas, etc. Hoy existen alrededor de 1800 misioneros responsables de las imágenes peregrinas.
Alianza de Amor
ORIGINALIDAD DE LA CONSAGRACIÓN EN SCHOENSTATT
Schoenstatt se basa en un acontecimiento histórico, una alianza de amor concreta de la Madre y Reina tres veces Admirable con Schoenstatt, es decir con el Santuario en Schoenstatt y con todos los hijos de Schoenstatt que eligen este santuario como su lugar predilecto, como su terruño. Hablamos de una vinculación local y moral de la persona, del misterio y de la misión de Maria. Nuestros aportes al capital de gracias no los regalamos a la Virgen en general, mas bien los regalamos a la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt en su santuario, para que Ella despierte, conduzca y haga fecundo desde allí un gran movimiento de educación y de renovación como intercesora de todas las Gracias ante su Hijo, el Señor.
Es original porque Ella nos regala de sus tres gracias específicas en el santuario: la gracia del cobijamiento espiritual, de la transformación interior y de la fecundidad apostólica. Esta consagración está ligada esencialmente al Fundador, ya que Dios lo eligió como su instrumento para sellar un pacto de amor en el santuario con la Santísima Virgen.
Nuestra consagración nos une como Familia en la Alianza, con un mismo Padre y una misma Madre, y nos hace participar en la misión de Schoenstatt. No es un acto aislado, sino que nos regala una vinculación a toda la Obra de Schoenstatt.
Por tanto, el sellar una alianza de amor con la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt, nos incorpora a esa Alianza de Amor que selló nuestro Padre el 18 de octubre de 1914. Es una misma Alianza, una misma misión.
Fines de Schoenstatt
¿CUÁLES SON LOS FINES DE SCHOENSTATT?
Schoenstatt, como movimiento, tiene tres objetivos fundamentales, encuadrados en el objetivo básico de ser un movimiento de educadores y educación religioso-moral. Schoenstatt es un movimiento de educación integral de la fe; como lo decía el fundador, quiere hacer de “enlace entre la teoría y la praxis”.
En la perspectiva de ayudar a forjar y a educar en la alianza una nueva cultura con los rasgos de María, un humanismo mariano que posibilite la construcción del Reino, se propone forjar una nueva comunidad basada en:
1. Hombres nuevos
2. Que vivan la unión entre fe y vida e integren lo humano y religioso
3. Que incentiven la coordinación de todas las fuerzas apostólicas, de la Iglesia para responder así a los requerimientos de los tiempos.
UN NUEVO TIPO DE COMUNIDAD QUE SE BASA EN HOMBRES NUEVOS
El hombre que María quiere educar en la alianza de amor es un hombre profundamente filial. María tiene en la Iglesia el don especial de despertar el corazón de hijo en el hombre y, en Cristo, abrirlo al encuentro con el Padre hasta que llegue a llamarlo “Abba Padre”. El saberse hijo querido de Dios regala al hombre la conciencia de su dignidad y de su libertad; le da seguridad y sentido de corresponsabilidad frente a la misión que el Padre Dios le ha encomendado.
De esta experiencia que brota de la alianza con María, de saberse hijos del Padre Dios en Cristo, nace una verdadera y profunda comunión fraternal. En el tú se descubre a un hermano, hijo del mismo Padre; se genera un amor personal, forjador de verdadera comunidad, que tiene como ideal vivir “en”, “con” y “para” el otro: la fusión de corazones y destinos se proyecta en una comunidad de misión y tareas. Así se supera la visión colectivista y materialista del hombre que ve al otro como un competidor o enemigo, o bien como alguien “útil” o “tolerable”, siempre que no “invada mi libertad” o “se salga de los márgenes impuestos”.
UNIÓN ENTRE LO NATURAL Y SOBRENATURAL
Este nuevo tipo de hombre, el “hombre orgánico” (porque une, en síntesis armónica, las diversas dimensiones de su vida), es un hombre que posee una mentalidad, un modo de amar y de vivir orgánicos. Su manera de pensar lo lleva a ver y descubrir en el mundo una huella, un camino y un seguro de la vinculación a Dios. Sabe amar a Dios en las creaturas y a las creaturas en Dios. Desarrolla un sistema de vida y una cultura que promueve una verdadera humanización del hombre; devolviéndole esta capacidad de ser persona y de vincularse personalmente, el hombre creará relaciones sanas con Dios, con los hombres, las cosas y el trabajo, y generará, al mismo tiempo, estructuras sociales, económicas, políticas y culturales que encarnen la unión y relación entre fe y vida, entre lo natural y lo sobrenatural.
COORDINACIÓN DE LAS FUERZAS APOSTÓLICAS DE LA IGLESIA
Ninguna comunidad ni institución podría responder satisfactoriamente en forma aislada a los desafíos que encuentra la Iglesia en nuestra época. Hoy, más que nunca, se requiere unidad a nivel parroquial, diocesano, nacional e internacional, en medio de esta cultura que, por una parte, posee muchos rasgos universales y unitarios, y por otra, divide y aísla a los hombres y a los países. Se trata de afrontar en común el desafío y la tarea emprendida por la Iglesia. Esta misión la asume Schoenstatt en forma original como herencia de San Vicente PaIlotti, pionero del apostolado seglar (1795 -1850).
Estructura de Schoenstatt
Schoenstatt, es en primer lugar, una Familia y un Movimiento, es decir, una corriente de ideas, de vida, de gracias que brotan de la Alianza de Amor con la Stma. Virgen María y del servicio a la Iglesia y no una organización. Por lo tanto, la estructura y la organización de Schoenstatt no es lo primordial ni lo decisivo de su existencia.
FUNDAMENTO
El P. José Kentenich, fundador de Schoenstatt, no pensó inicialmente en una estructura y organización total del Movimiento para luego aplicarla, sino que, observando el desarrollo de vida de la Familia, fue creando las estructura, como respuesta a esa corriente de vida que se estaba gestando, para que éstas siempre estuviesen al servicio de la Familia y no al contrario. Por esta razón, la aplicación de la estructura y de la organización de Schoenstatt se ha hecho siempre de manera orgánica, respetando la diversidad de los miembros y comunidades que forman la Familia. Cada vez que surgía una situación nueva, con cierta homogeneidad, y que exigía también un rostro propio dentro de la Familia, el Padre Kentenich buscaba la manera de darle expresión.
LA ESTRUCTURA DE SCHOENSTATT
Se entiende por estructura de una comunidad, aquel ordenamiento fundamental que establece sus grandes categorías y niveles.La familia de Schoenstatt está estructurada fundamentalmente en base a dos criterios:
I.- Por el estado de vida de sus miembros:
1. Lo que corresponden al estado natural de sus miembros.
2. Al estado de su vocación.
Las que corresponden a estados naturales del ser humano:
1. Columna de Mujeres
2. Columna de Hombres
Las que corresponden a estados de vocación:
1. Columna de Familias.
2. Columna de Sacerdotes.
3. Columna de los Enfermos.
Esta columna nace en Alemania a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, para todas aquellas personas que, por razones congénitas, accidentales o por enfermedades incurables, permanecen enfermas. El Padre Kentenich comprendió que esas personas tenían una gran importancia para Schoenstatt porque el sufrimiento, el sacrificio y la oración son fuentes fundamentales para el Capital de Gracias.
II.- Por el tipo de compromiso apostólico.
Sus diferentes niveles de agrupación están determinados por el grado de compromiso con la acción misionera de Schoenstatt. Del grado de compromiso apostólico se deducen también los correspondientes compromisos ascéticos y comunitarios, porque una mayor proyección misionera necesariamente requiere de un cultivo más cuidadoso de la vida espiritual y comunitaria.
Desde este punto de vista, la Familia de Schoenstatt se agrupa en cuatro grandes columnas:
1.- Movimiento Popular y de Peregrinos (colaboradores no organizados).
2.- Ligas Apostólicas- Ramas (Comunidad Apostólica en sentido amplio y Comunidad Apostólica Militante).
3.- Federaciones Apostólicas.
4.- Institutos Seculares.